La conmiseración con los animales está
íntimamente ligada con la bondad de carácter, de tal suerte que se puede
afirmar seguro que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona.
Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la
conducta moral. Arthur Schopenhauer
El ocaso tocaba a su fin y mientras vislumbraba por la
ventana ese magnificencia de la naturaleza, me percaté de sus grandes ojos color marrón que no
paraban de mirarme, no se lo que realmente pensaba, pero se que él si sabía
exactamente lo que yo sentía, estábamos en perfecta armonía con la naturaleza,
la música relajante de fondo, convertía la estancia en un lugar de paz
infinita. El aroma del té sobre la mesa, impregnaba la sala y a través de la
ventana podía ver los árboles como balanceaban sus copas al son del viento de
otoño y mi perro Tro me contemplaba desde su cama a pocos metros de mi mesa de
trabajo. Su color canela, sus enormes ojos marrones que siempre me miraban
con ese amor infinito, como si fuera el ser más hermoso del planeta, con esa
bondad que me regala cada día de su vida, sus caricias a modo de lametones, su
alegría cuando llegaba a casa y ese llanto con el que me recibía cada día
como si hiciera años que no nos viéramos, hacía que la vida fuese realmente
preciosa.
Recostado en su camita, movía su cola en señal de afecto y
alegría, eso sí, sin despegar su mirada de mi. A su lado estaba su compañero de
batalla Llamp, físicamente su opuesto, de pelo negro y porte esbelto, dormitaba
a su lado, cada uno tiene unos orígenes igualmente opuestos. Llamp fue
rescatado de la perrera el día antes de que le pusieran la inyección letal, su
gran pecado fue que como cachorro que todavía era, se comportaba de forma asustadiza y consideraban que iba a ser un
animal difícil para ser adoptado. Antes de llegar a ese terrible lugar, había
sido maltratado, seguramente había deambulado por las calles durante días hasta
que fue llevado a esa prisión. Una amiga fue la que lo rescató y me lo dejo en
casa, estuvo días sin probar la comida ni la bebida a tal punto que me preocupé
de que no fuera a recuperarse nunca, pasaron meses antes de que se acercara a
un hombre, imaginamos que fue una persona del género masculino quien lo
torturó, once años después es un perro feliz, que sabe que se le quiere y que
adoptó como suyo al pequeño Tro cuando apareció cinco años después de vivir Llamp
con nosotros.
Mis perros me han enseñado día a día que la bondad es el
principal motivo de vida, si somos buenos con ellos y con otros animales no
necesariamente deben ser perros o gatos, en general con el mundo animal, todo
nos sale mucho mejor.
Llamp y Tro me producen una paz infinita, se sabe que muchos
animales entre los que podemos encontrar perros, gatos, delfines o caballos son grandes
sanadores, curan nuestras enfermedades o por lo menos las minimizan. Hay
testimonios curiosos de niños con síndrome de Down que sienten una gran empatía
con su perro y viceversa, últimamente
pude ver como un niño autista estaba mejorando su comunicación a raíz de tener un
perro guía y comunicarse con él.
Si ayudas a un animal te estás ayudando a ti mismo mucho más
de lo que puedas imaginar. Hace meses curamos a un gato atropellado, cuando se
recuperó volvió a su vida alejado de mi casa, pero cada cierto tiempo regresa simplemente
para saludarnos, se pasea entre mis piernas y se deja acariciar, luego vuelve a
su status de libertad absoluta.
Hay personas que no les gustan los animales, esto es
respetable siempre que no les hagan ningún daño, pero conozco personas que
aborrecían a los perros o gatos y por algún motivo de la vida les ha tocado
convivir con ellos y ahora me comentan que no podrían estar sin ese animal.
Todos somos animales, no lo olvidemos, pero lo que nos diferencia es lo que con
muy buen acierto dijo Victor Hugo “Los animales son de Dios.
La bestialidad es humana”
Cuanto más civilizado es el país más animales de compañía
hay per cápita y menos maltrato existe. Muchas personas relevantes han
intentado transmitir a lo largo de los tiempos la importancia de respetar a los
animales, como es el caso de esa maravillosa persona que fue Gandhi y que
dijo “La
grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en
que sus animales son tratados”
La tarde dio paso a la noche y al levantarme de la mesa
desde donde estaba escribiendo estas líneas, ellos hicieron lo mismo,
desperezarse tras una tarde de paciencia esperando que los llevara a su paseo diario.
El alma es la misma en todas las criaturas,
aunque el cuerpo de cada uno es diferente. Hipócrates