"La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que
uno dice y lo que uno hace están en armonía". Gandhi
Después
de esos maravillosos días veraniegos que muchos de nosotros hemos disfrutado,
regresamos a la vida cotidiana y a la monotonía del día a día. Es entonces
cuando nos replanteamos si realmente somos felices con nuestras vidas.
La
felicidad es ese bien que deberíamos tener cada instante de nuestra existencia,
pero por desgracia las personas pasamos más momentos preocupados e infelices
que al revés.
¿Nos
sentimos realmente felices? La pregunta es muy simple, pero seguro que mucha gente
encontrará mil motivos para decir: “ sí… pero… “
Todos
esos “peros” que colocamos detrás de la felicidad, nos indican que realmente no
sabemos utilizarla, somos nosotros quien decidimos ser felices, sin importar la
circunstancia que nos está rodeando en este preciso instante. Son las pequeñas
cosas que nos rodean diariamente las que nos convierten en personas felices.
Da
la sensación que la felicidad es un bien escaso en esta sociedad en la que
vivimos actualmente. Las personas con las que nos cruzamos tienen semblantes
serios, mucha gente está amargada de su situación actual y buscan
desesperadamente encontrar un resquicio de felicidad, pero se paran a pensar y
no lo encuentran por ningún lado.
Creo
que una manera de entender bien lo que representa para mí la felicidad es a través
de este cuento que os voy a relatar.
“Hace años un monje tibetano le dijo a su
aprendiz que buscara la felicidad por el mundo y que cuando la encontrara
regresara con ella a verlo, después de años de búsqueda regresó a ver a su
maestro y éste le preguntó si la había encontrado y si se la había traído,
aquel muchacho que tras años de búsqueda se había convertido en un hombre
repleto de experiencias pero algo decepcionado respondió que ocasionalmente la
había sentido pero que jamás la había conseguido retener, fue entonces cuando
el monje le dijo:
-la felicidad está en tu interior,
independientemente de lo que veas o sientas por las circunstancias que rodean
tu mundo exterior, tú debes decidir ser feliz”.
Ciertamente
para muchos puede resultar una filosofía difícil de conseguir, pero nada es
imposible, la felicidad está en cada segundo que vivimos, el simple hecho de
estar vivos, ya deberíamos sentirnos agradecidos y en consecuencia deberíamos
sentir felicidad.
Los
seres humanos en su gran mayoría buscan grandes cosas esperando hallar la felicidad,
siempre esperamos que llegue un momento mejor para ser feliz, mientras tanto la
vida va pasando y la vamos desaprovechando. Muchas veces cuando llegamos a la
vejez nos paramos a pensar que ha sido de nuestra vida y vemos que circunstancias
que podríamos haber tenido maravillosas han pasado de largo por no prestarles
atención.
Personalmente
me siento una persona infinitamente feliz, ciertamente hay aspectos que me
gustaría mejorar y espero que mejoren, pero por el momento disfruto de todo lo
que tengo y doy gracias, vivo el momento presente, miro a mi alrededor y
aprovecho cada instante que puedo con mi familia, mis amigos y no invierto
energía en lo que no me gusta, cuando soy consciente de que me estoy centrando
demasiado en algo negativo, CAMBIO
mi forma de pensar. Constantemente recuerdo que lo que hoy estoy pensando será
lo que crearé en mi futuro.
La
vida es hermosa la miremos por donde la miremos, somos los seres humanos los que
conseguimos en ciertas ocasiones convertirla en algo negativo por las actitudes
que acometemos en este planeta.
Está
en nuestra mano ser desdichado o ser feliz, he elegido esto último y te
aconsejo que sigas mi mismo camino. Hay tantas cosas maravillosas que nos
rodean, hay tanto amor a nuestro alrededor que no
tendríamos motivos para ser infelices.
Queremos
CAMBIAR, no sólo nosotros sino también
muchas cosas que nos llegan de fuera y que no nos gustan. Mi consejo es lanzar
nuestra buena energía al universo esperando que cada vez existan más personas
que envíen esa sensación de bienestar y que poco a poco entre todos, creemos un
mundo mejor donde vivir. Por el momento, mi círculo está en paz y espero que el
vuestro también lo esté.
Hace
unos años, mi profesora de yoga, a la que quiero mucho, me recomendó leer un
libro titulado Ho’oponopono, os recomiendo que lo leáis, en él aparecen cuatro palabras
que denomino mágicas por la fuerza que conllevan, éstas son “perdón, lo siento, te amo, gracias”, estos vocablos tan simples conllevan
en su interior una fuerza impresionante, deberíamos convertirlos en parte de nuestro
vocabulario y os aseguro que podríamos cambiar todo aquello que no nos gusta de
nuestra vida cotidiana.
Por
desgracia la mayoría de las personas desconocen el gran poder que encierran las
palabras, ya que son fruto de nuestros pensamientos, tal vez sería bueno
empezar a escucharnos más y a ser más críticos con nosotros mismos. Creo que si
modificamos nuestras palabras CAMBIAREMOS nuestras actitudes y con ellas nuestra
vida.
Hoy
voy a terminar dándoos las GRACIAS por leer lo que escribo y por vuestros comentarios
de aliento y cariño que me hacéis llegar a mi correo electrónico cada vez que
publico algo. OS
QUIERO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario