Miro a mi alrededor y todo es belleza, las
plantas que me rodean, los árboles que balancean sus copas al son de la brisa,
el cántico de los pájaros, el sol que ilumina todo. Es febrero pero se diría que estamos en
primavera.
Cuanta paz, cuanto amor fluye a través del
aire, es increíble la sensación de paz infinita que siento cuando estoy en este
lugar, de fondo escucho el mar, no hay ningún ser humano cerca, solamente me
rodean mis perros que corren arriba y abajo, ellos son tan felices como yo. Me
acerco al acantilado y allí en toda su magnificencia aparece el mar cuyo
horizonte se une con el cielo como si todo fuera uno.
Podría estarme toda la vida contemplando esta
vista, las gaviotas revolotean, las crestas de las olas parecen de plata, se
mueven acompasadamente y la brisa con ese aroma salado llega hasta mi rostro.
Me paro y pienso en la belleza de la
naturaleza, es algo indescriptible. Mis pensamientos van desde el presente, pasando
por el pasado y regresando al ahora. Recuerdo hace más de 30 años cuando me
paseaba por este mismo lugar, mis pensamientos en aquellos años eran otros muy
distintos, jamás pensé que treinta años
más tarde volvería nuevamente aquí, lo mucho que habría cambiado mi vida,
cuando eres una adolescente no piensas en un futuro tan lejano o por lo menos
yo no lo hacía. Era demasiado feliz para perder el tiempo en lo que iba a
llegar.
Ahora me siento feliz, tengo una vida plena a
todos los niveles, jamás hubiese podido imaginar que las cosas me iban a salir
tal como yo deseaba, no necesito cosas materiales, para mi lo importante es que
mi núcleo familiar esté unido y reine la armonía. Esto es algo de lo que me
siento muy orgullosa porque todos formamos una única unidad.
La vida me ha enseñado a vivir cada momento
con toda la fuerza de mi ser, disfrutar de las cosas más insignificantes porque
este maravilloso momento nunca más se repetirá tal como es ahora, cada día es
un nuevo despertar a la ilusión, al entusiasmo.
Me siento sobre una roca, cierro los ojos y escucho el mar,
pierdo el concepto del tiempo, la magia del entorno se funde con mis pensamientos, veo las cosas desde otra
perspectiva, todo es armonía, la naturaleza es el mejor regalo que nos han
hecho y debemos ser conscientes de ello.
Respiro profundamente, quiero llenarme de
todo lo que me rodea e intentar formar parte como ser que soy de todo ello.
Me gustaría poder transmitiros esta infinita
paz.
A lo lejos las nubes se acercan, debo
regresar, al fin y al cabo como he dicho, estamos en invierno y el tiempo puede
cambiar en cualquier momento, pero incluso esas nubes son hermosas, van
ocultando al sol, como recordándole que es pronto para brillar con tanta
intensidad, mientras las nubes y el sol se disputan el terreno, mis perros y yo, empezamos
a caminar hacia nuestro hogar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario