Y
cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa - anónimo
Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado un cambio
substancial en nuestro interior. Es ese momento en el que notas que la vida da
un giro de 180º sin saber el porqué, puede deberse a una enfermedad, una
decepción amorosa o la pérdida de un trabajo, este estado de desasosiego es lo
que nos despierta de ese letargo que hemos vivido hasta ese momento. Realmente
no es relevante el motivo que lo haya causado sino el efecto renovador que nos
producirá este cambio.
Lamentablemente no todos aprendemos de esta metamorfosis, no todo el
mundo le saca provecho, generalmente es una etapa dura de nuestra existencia que
deberemos superar a base de un gran
esfuerzo personal para poder salir adelante, pero una vez superada nos sentimos fuertes,
renovados, vivos.
Como he dicho antes, el motivo no es siempre lo que importa, es
nuestro estado emocional y nuestra forma de pensar la que realmente va a provocar
un cambio sustancial en el futuro de nuestra existencia.
Pasé por ese estado hace ya más
de 10 años, gracias en mi caso a una enfermedad. Aprendí inconscientemente que
debía darle mucha mayor importancia a la vida, centrándome en mirar más la belleza que me
rodeaba que los pequeños problemas que surgían día a día. Mi relación de pareja se convirtió en lo más
estable que hubiese podido imaginar jamás. Mi familia cobró un valor
importantísimo y los verdaderos amigos se convirtieron en parte inherente de mi
vida. Mis valores cambiaron radicalmente y aprendí a vivir el momento y a
disfrutar de las pequeñas cosas y a intentar ser feliz cada instante.
Con los años he conocido a otras personas que están en proceso de
metamorfosis, lógicamente no son conscientes de ello, de hecho nadie es
consciente en ese preciso momento. Algunos
ves que saldrán triunfantes de esta metamorfosis, en cambio ves a otros que
cometen graves errores en ese proceso. Cuando desde fuera ves las circunstancias que rodean a esas personas y recordando tu propia vivencia
te das cuenta que ciertas pautas se repiten en todos los casos, independientemente del motivo que las haya
provocado. Pero como seres distintos que somos, actuamos de diferente
manera. A veces ves como alguien no va a superar la prueba a la que ha sido sometido, no porque sea una entendida en la materia, simplemente porque cuando estamos fuera del problema es mucho más simple ver la solución, por regla general modificando su forma de pensar modificará su forma de actuar y se resolverá el entuerto, en algunas ocasiones intentas ayudar, pero por mucho que desees ayudarle no está en tu misma sintonía y no
comprende aquello que pretendes transmitirle.
El tiempo de transición es diferente, cada uno de nosotros analizamos
esa etapa de crecimiento personal de formas muy variadas, intentando superar lo
más rápido ese proceso. Al final lo que
importa es que transcurrido este sufrimiento dejemos de ser orugas para
convertirnos en bellas mariposas.
Gracias Lidia, por regalarme esta preciosa frase que me ha hecho reflexionar ... “y cuando la oruga
pensó que era su final, se transformó en mariposa”